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sábado, 18 de agosto de 2018

JONÁS

(Lea Jonás 1 y 2)

Aquí observamos a un Jonás renuente, quizás temeroso, alguien que no está dispuesto a hacer lo que ya se le ha indicado, un Jonás insensato quien pensaba que podía escapar de la Presencia de Dios y de la comisión que Dios le había encargado
Vemos que Dios le dice que se levante y vaya a Nínive, es decir, que vaya al lugar que Él le mandaba y que ahí pregonará para que ese pueblo de gentiles se arrepintiera delante de Él (Dios).
¿Qué tenía de difícil esta nueva comisión? Nínive —la capital de Asiria— estaba a unos 800 kilómetros en dirección este, y llegar allí a pie podría tomarle un mes. Pero eso no era lo peor. Una vez en la ciudad, tendría que proclamar la sentencia de Jehová contra los asirios, un pueblo muy conocido por su extrema violencia y crueldad. Si la predicación de Jonás había tenido poco éxito con el pueblo de Dios ¿qué podía esperarse de los habitantes paganos de la populosa Nínive? ¿Cómo le iría a un solitario siervo de Jehová?
¿Qué hizo Jonás? Sí se levantó, pero no hacia la dirección que Dios le dijo que fuera, él huyó lo más lejos posible en dirección contraria, bajó hasta la costa, hasta el puerto de Jope, y allí se embarcó hacia Tarsis. Según algunos comentaristas bíblicos, esta región se encontraba en España, a nada menos que 3.500 kilómetros de Nínive, en sus pensamientos el creyó que podía escapar de la presencia de Dios. Entre los planes de Jonás no estaba el predicar a Tarsis, pero en los planes de Dios sí lo estaba. La Biblia nos enseña que nuestros pensamientos no son como los de Dios, pues los pensamientos de Dios son muchos más altos que los nuestros.
¿Qué hacemos nosotros cuando Dios nos habla?..
En la oración nosotros encontramos respuestas del Señor, Dios todo el tiempo nos está hablando, pero en verdad ¿estamos dispuestos a obedecer?
Puede que en ocasiones creamos que Dios nos está pidiendo cosas muy difíciles casi imposibles, que mirándonos a nosotros mismos nos dé temor, pero si miramos a Dios en lugar de nuestras circunstancias o capacidades la visión cambia.
La acción de Jonás fue huir, descendió a Jope, ¿se ha dado cuenta que todos los que desobedecen a Dios descienden? y halló ahí una nave que partía para Tarsis (aparentemente, esa era su solución) ¿Le ha pasado que ha visto "soluciones" a determinadas situaciones y ha creído que era la adecuada sin antes haber conversado con el Señor al respecto?
Jonás pagando su pasaje entró en la nave para irse con ellos a Tarsis lejos de la presencia de Jehová. Jonás ya en la nave respira aliviado pensando que al fin está a salvo. Sin embargo, la calma no dura mucho. Hermano si nosotros intentamos escapar de Dios, escapar de su voluntad o hacer las cosas a nuestra manera queramos o no, vamos a tener que pagar un precio, tengamos en cuenta esto: fuera de Dios perdemos.

Pero como Dios es soberano puede frustrar nuestros planes y enderezar nuestras sendas; La nave empezó a ser zarandeada de allá para acá por las enfurecidas olas y los marineros tuvieron miedo y cada uno clamaba a su "dios"; aquí vemos una característica de las personas que aún no han conocido al Dios verdadero, ellos claman a dioses falsos, y buscan ayuda fuera de Él. No teniendo resultados. Si conocemos a Dios, el Dios verdadero y real, nosotros sabemos a quién ir en medio de la necesidad, tristeza, en medio de la tormenta. Sabemos como cristianos que lo primero que debemos hacer es ir a Dios por medio de la oración y que la oración jamás debería ser nuestro último recurso. Los marineros echaron al mar los enseres que había en la nave para alivianar el peso de ella. Esta serie de acciones me recuerda bastante a la acción de la mujer de flujo de Sangre quien llevaba varios años enferma y ya había gastado todo cuanto tenía hasta que conoció a Jesús, con Jesús no hay pierde hermanos. Ellos pensaban que botando al mar sus pertenencias se podrían mantener a salvo, pero no era así; Jonás se encontraba en el interior de la nave durmiendo cuando el patrón de la nave se le acercó y le dijo: ¿Qué tienes, dormilón? Levántate, y clama a tu Dios; quizá él tendrá compasión de nosotros, y no pereceremos. Jonás había descendido, había bajado la guardia y era el único en la nave que no clamaba a su dios, aun cuando él sabía de que su dios es el Dios verdadero. El único que podía salvarlos era Jehová. Pero ¿cómo iba a pedirle ayuda cuando se encontraba huyendo de Él (Dios)?
A veces nos pasa así, que nuestra desobediencia nos obstaculiza el poder presentarnos delante de Dios y orar manifestándole nuestra necesidad. Jonás estaba tan decidido a hacer lo que para él estaba bien que no era capaz de reconocer hasta aquí su falla y ponerse a cuentas con el Señor y hacer la voluntad de Dios.
Entonces los marineros dijeron cada uno a su compañero: Venid y echemos suertes, para que sepamos por causa de quién nos ha venido este mal y echando suertes, la suerte cayó sobre Jonás, entonces le dijeron ellos: "Decláranos ahora por qué nos ha venido este mal, ¿qué oficio tienes y de dónde vienes? ¿cuál es tu tierra y de qué pueblo eres?"; Y él les respondió: "Soy hebreo, y temo a Jehová, Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra". Y aquellos hombres temieron sobremanera, y le dijeron: "¿Por qué has hecho esto?" Porque ellos sabían que huía de la presencia de Jehová, pues él se lo había declarado. Y le dijeron: "¿Qué haremos contigo para que el mar se nos aquiete?" Porque el mar se iba embraveciendo más y más. Él les respondió: "Tomadme y echadme al mar y el mar se os aquietará; porque yo sé que por mi causa ha venido esta gran tempestad sobre vosotros". Los hombres trabajaron para hacer volver la nave a tierra; mas no pudieron, porque el mar se iba embraveciendo más y más contra ellos.
¿Cuántas veces las personas que nos rodean (familia, amigos, etc) se han visto envueltos en nuestras malas decisiones? 
Jonás es consciente del porqué está en la situación que enfrenta ahora; al desobedecer a Dios ha puesto a todos en peligro y lejos de arrepentirse y hablar con Dios quien era el indicado para terminar con la tempestad estaba dispuesto a sacrificar su vida, nos queda claro que él no quería que personas inocentes murieran por su causa, por lo que brindó una solución decidido a conservar el bienestar de los demás por sobre el de él. Los marineros por su parte intentaban ponerse a salvos por sus fuerzas, pero todo su esfuerzo era invalido. Entonces clamaron a Jehová y dijeron: "Te rogamos ahora, Jehová, que no perezcamos nosotros por la vida de este hombre, ni pongas sobre nosotros la sangre inocente; porque tú, Jehová, has hecho como has querido". Tomando a Jonás lo echaron al mar y el mar se aquietó de su furor; y temieron aquellos hombres a Jehová con gran temor, y ofrecieron sacrificio a Jehová, e hicieron votos.
Pero Jehová tenía preparado un gran pez que tragase a Jonás; y estuvo Jonás en el vientre del pez tres días y tres noches.
Es ahí, que en el interior del gran pez Jonás tiene un momento para poner en orden sus pensamientos y orar a Jehová.
Muchas veces le decimos a Dios que cumpla su voluntad en nuestras vidas, pero no basta decirlo de boca sino también el disponer nuestro corazón y mente; a veces queremos servir en un ministerio pero Dios nos llama a otro, pero como no es lo que nosotros queremos no estamos dispuestos a obedecer; le pedimos al Señor que contesté nuestra oraciones que lo dejamos todo en sus manos, pero con nuestras acciones le decimos todo lo contrario, nos encaminamos a hacer lo que para nosotros está bien sin orientarnos bajo la dirección de Dios, y no tardamos en pagar por las consecuencias de nuestros actos y cuando ya hemos tocado fondo recapacitamos y nos damos cuenta de nuestros errores y decidimos retomar, arrepentirnos y pedirle perdón a Dios, cuando hemos descendido nos rendimos y volvemos a Dios.
Dios hizo que los marineros sintieran temor a Jehová y que hicieran votos, Dios permitió que a pesar de las circunstancias esos hombres le pudieran conocer.
Aprendemos que Dios es un Dios de nuevas oportunidades, que aún si le fallamos y nos equivocamos está dispuesto a ayudarnos y a tornar todo a nuestro favor. En aquel lugar tan fuera de lo común, “en las entrañas del pez”, Jonás aprendió una importante lección: Jehová puede salvar a cualquier siervo suyo, sin importar el lugar ni el momento. Nada pudo impedir que Dios salvara a Jonás, ni siquiera el hecho de que se encontrara en el interior de un enorme animal marino. Está claro que únicamente Jehová podía mantener a un hombre sano y salvo durante tres días y tres noches en esas condiciones. Después de tres días y tres noches, la enorme criatura marina se acercó a la costa y “vomitó a Jonás en tierra seca”.
Jonás aprendió de sus errores, luego vino nuevamente palabra de Jehová y él decidió obedecer inmediatamente.
El cristiano no es una persona que no falla; sin embargo, es una persona rendida ante la presencia de Dios dispuesta a ser moldeada por el Padre y que pese a que puede fallar se levanta y prosiga a la meta en Cristo Jesús.

A ti te digo, no importa que en el pasado hayas fallado Dios quiere usarte igual, Dios quiere redimirte, acércate a ÉL, Jesús ya pagó el precio, puedes acercarte con confianza al Padre en el nombre de su Hijo Jesús.

LA ORACIÓN FERVIENTE DEL JUSTO


¿Ha escuchado que la oración eficaz del justo puede mucho?

Acompáñeme a corroborarlo en su Biblia, que contiene la inquebrantable Palabra de Dios.
  • Santiago 5,16 RV60 “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”. 
  • Santiago 5,16 NTV “Confiésense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos”.
Ahora corrobore este mismo pasaje en la traducción Palabra de Dios para Todos.
 “Por eso, confiésense sus pecados unos a otros, y luego oren unos por otros. Hagan eso para que Dios los sane. La oración de quien está bien con Dios es poderosa y efectiva”.
Repita conmigo: La oración de quien está bien con Dios es poderosa y efectiva.
Ahora piense en eso un momento, deje que la palabra cale en su interior.
La oración de quien está bien con Dios es poderosa y efectiva. ¿Se dio cuenta de la relación que existe? La oración efectiva no depende de cuánto sirvamos al Señor, pero sí servimos eficazmente cuando existe la comunión con el Señor. Servir es importante, claro que sí, pero lo hacemos en agradecimiento a lo que Él ya ha hecho por nosotros. Por gracia es que son contestadas TODAS nuestras oraciones. La oración eficaz del justo puede mucho. La oración del JUSTO (Persona justificada, que ha sido lavada por la sangre del Cordero "Jesús") es efectiva cuando estamos en buenas relaciones con Dios, y solo somos capaces de estar bien con Dios por medio de Nuestro Señor Jesucristo, no hay otro medio.
  •   Romanos 5, 1 “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”.Jesús es la garantía de que Dios escucha y responde todas nuestras oraciones, es así que cualquier cosa que pidamos en el nombre de Jesús debemos de creer que nos será dada y así será, si oramos conforme a la voluntad de Dios no hay lugar a duda que Dios nos oye y para conocer la voluntad de Dios es necesario pasar tiempos consistente de comunión con Dios (orando y leyendo la Palabra).
  • Santiago 5,16 RV60 “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho”.
¿Qué dice el versículo anterior? 
  • Santiago 5, 15 RV60 “Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados”.
¿Qué es mejor la salvación o la sanidad? Juntamente con la salvación viene la sanidad, la liberación; al ser salvos la presencia de Dios barre con todo aquello que nos quiere atar. Sea perseverante en la oración, sea paciente,

Nos alegra saber que, por confiar en Jesucristo, ahora podemos disfrutar del amor de Dios, y que un día compartiremos con Él toda su grandeza. El pecado nos separa de Dios porque Él es Santo, y si estamos distantes de Dios difícilmente vamos a poder disfrutar de una comunión con Dios plena. No olvidemos que si alguno de nosotros caemos abogado tenemos para con el Padre, Jesús quien nos justifica y nos levanta para gloria de Dios.

martes, 19 de junio de 2018

DAVID: EL CLAMOR DE UN CORAZÓN AGRADECIDO


Esta meditación se encuentra estructurada en 02 partes: el pedir y el alabar, a medida que avanzamos en nuestra comunión con Dios nos damos cuenta de la importancia del pedir en el nombre de Jesús conforme a la voluntad del Padre y de lo vital que es para nosotros el alabarle, no solo honramos a Dios haciéndolo sino que también nos fortalecemos y gozamos cuando lo hacemos.
PEDIR
A ti clamaré, oh Jehová. Roca mía, no te desentiendas de mí, para que no sea yo, dejándome tú, semejante a los que descienden al sepulcro. Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu santo templo. Salmos 28, 1 -2.
Según la RAE, clamar sería manifestar necesidad de algo, llamar dando voces lastimosas pidiendo ayuda.
¿Qué nos dice Dios con respecto a clamar?
Clama a mí, y yo te responderé (…) Jeremías 33, 3
¿Qué dice David respecto a su experiencia de clamar?
(… ) Jehová oirá cuando yo a él clamare. Salmos 4, 3
David sabía en sus momentos de dificultad a quién clamar, y él dice a ti clamaré, oh Jehová ¿a quién clamamos nosotros cuando estamos en medio de una dificultad? ¿Cuál es el nombre que brota de nuestros labios? David declara un atributo de Jehová, él lo reconoce como su roca; es decir, su fundamento seguro, fuerte, inamovible, y refugio. Existen ejemplos en la Biblia que nos ayuda a identificar a un hombre sabio de uno insensato, siendo el hombre sabio aquel que construye su casa sobre la roca, ese que decide oír la palabra de Dios y la ponerla por practica; en David podemos reconocer a un hombre sabio, porque si él está clamando a Dios es porque él espera oír a Dios y hacer lo que Dios le indique. David persiste en oración pidiéndole a Dios que no se desentienda de él, él ha llegado a comprender que sin Dios está perdido y vencido, que estando lejos de Dios el desciende. David expresa: “Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu santo templo” demostrando su dependencia a Dios y dejando en claro el lugar en donde ha decido ir en búsqueda de su respuesta; es en su Santo Templo y es en su Presencia en donde obtendremos las respuestas de Dios.
Observemos Salmos 18, 6 “En mi angustia invoqué a Jehová, y clamé a mi Dios. El oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él a sus oídos”.
¿No es acaso que su petición de ahora en salmos 28 conserva una referencia en cuanto a su experiencia personal con Dios que él pudo experimentar? David capítulos anteriores ya había pedido y recibió respuesta.
Vemos una vez más la acción suplicante de David hacia nuestro Dios en Salmos 28, 2 “Oye la voz de mis ruegos cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu Santo Templo”.

ALABAR
Alabanza es el acto de manifestar nuestra gratitud a Dios resaltando sus cualidades y méritos.

Bendito sea Jehová, Que oyó la voz de mis ruegos. Jehová es mi fortaleza y mi escudo; En él confió mi corazón, y fui ayudado, Por lo que se gozó mi corazón, y con mi cántico le alabaré. Jehová es la fortaleza de su pueblo, y el refugio salvador de su ungido. Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; y pastoréales y susténtales para siempre. Salmos 28, 6 – 9.

David ha pedido inmediatamente ha concebido la respuesta por la fe aunque aún él no la tenga, él ha decidido abrir sus ojos espirituales y es por eso que él puede alabar y dar gracias. Dios no desatiende nuestra oración, mientras te expresas a Dios Él te escucha y te escucha, y como te escucha te responde; no dejes de creer en Dios, tú respuesta ya viene. Aprendamos de David, quien en algún momento de su vida debió haber pedido fortaleza y haberla recibido, sino como expresaría: Jehová es mi fortaleza. Es así que él puede declarar que Jehová es su fortaleza, así como también debió haber necesitado protección, siendo Dios su escudo, una protección que el enemigo no puede penetrar. David dice: Jehová es mi fortaleza y mi escudo; En él confió mi corazón.

Jehová es mi fortaleza y mi escudo (tiempo presente), confió mi corazón (tiempo pasado); en el pasado debió de haber pasado por alguna situación y en él confió su corazón; y no queda solo ahí sino que lo complementa diciendo “y fui ayudado” (tiempo pasado); eso es un corazón agradecido, acordarte de las cosas que Dios hizo por ti en el pasado.
Por lo que se gozó mi corazón (tiempo pasado) y con mi cántico le alabaré (tiempo futuro).
Todo éste versículo hemos podido ver los 3 tiempos, pasado, presente, futuro. Donde vemos la respuesta de Dios ante la oración y la respuesta del hombre ante la respuesta de Dios. Queda al descubierto el corazón de David quien a raíz de su experiencia con Dios ha logrado alimentar su fe trayendo a memoria cosas que Dios ya había hecho por él y confiando que Dios aún puede hacer cosas mayores por él, y que si Él lo liberó en algún momento pues ahora también tiene el poder de liberarlo de ser su protección y su fuerza; ÉL ve a Dios como su fuente del que puede recibir todo aquello que en algún momento ya recibió; no porque lo fue antes significa que ya no lo va a ser ahora, Dios no cierra su mano a su pueblo, es inagotable todo aquello que Dios nos puede dar, porque Él es la fuente inagotable. Él ha basado su fe en la firmeza con la que sus oraciones han sido respondidas.
En salmos 28, 8 en adelante vemos ahora como él se fortalece en fe, él ya recordó lo pasado ahora él declara: Jehová es la fortaleza de su pueblo (tiempo presente) y el refugio salvador de su ungido. A raíz de eso nace una nueva oración: Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; y pastoréales y susténtales para siempre.
David en versículos anteriores se encontraba alentando/motivando su corazón esperando en Dios, “Aguarda a Jehová esfuérzate y aliéntese su corazón, sí espera a Jehová”.
Salmos 21, 2 dice: Le has concedido el deseo de su corazón, y no le negaste la petición de sus labios. Selah.

Selah: Momento en el que los cantantes guardaban silencio y solo se escuchaban la música de los instrumentos, usualmente ocurre en un lugar del cántico donde se ha hecho una declaración muy significativa levantar tus ojos a Jehová y bendecirle.
Piensa en esta declaración significativa: “Le has concedido el deseo de su corazón, y no le negaste la petición de sus labios”. ¿Te das cuenta de la sobrenatural experiencia en la que estamos invitados a participar cuando oramos a Dios?
Por último, quiero que revisemos Salmos 21, 7 Por cuanto el rey confía en Jehová, y en la misericordia del Altísimo, no será conmovido.
Acción de gracias en Salmos 18 “Te amo, oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. Invocaré a Jehová, quien es digno de ser alabado, Y seré salvo de mis enemigos”. Éstas no son solo palabras, es el reflejo de un corazón agradecido que en cada momento de dificultad ha sabido reconocer un atributo de Dios.
En la necesidad, en la dificultad es donde identificamos los atributos de Dios, no temas pasar por la dificultad, ora, agradece y cree en sus respuestas, es ahí donde conocemos el poder de Dios.
David presenta acción de gracias por la victoria ¿qué hacemos nosotros cuando Dios responde?

Es bueno agradecer, antes, durante y después de sus respuestas.
Seamos agradecidos en todo tiempo, un corazón agradecido jamás olvida lo que Dios ha hecho por él.

viernes, 1 de noviembre de 2013

FIDELIDAD ♥ Autor: Faustino de Jesús Zamora Vargas

Cuando pienso en la fidelidad de Dios me vienen a la mente un montón de hermosos versículos que resumen el carácter fiel de nuestro Señor. Pero hay uno que parece un canto del Señor al corazón del hombre infiel. Dice la Palabra: “Los montes se moverán y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia ni el pacto de mi paz se romperá”. (Is 54:10). Sí, somos como las colinas y los montes. Dios nos afirma y nos alienta a cada paso, pero cuando llega la hora y el día malo, temblamos, nos derrumbamos y olvidamos su promesa de fidelidad. Aun mostrando indolencia e ignorando sus preciosas promesas, nos dice que su ayuda y provisión nunca nos va a faltar. Nada parece retratar tan grandemente el carácter de Dios y su relación con sus hijos como su fidelidad, que es intemporal y sempiterna. “Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad!” (Lm 3.23)
Es difícil descansar en la fidelidad de Dios si vivimos de espaldas a la Palabra y descuidamos la comunión con nuestro Señor. Cuando nuestra fe sufre la prueba de las caídas en nuestro diario caminar, cuando fallamos y deseamos huir de la presencia de Dios procurando ocultar el pecado tras hojitas de higuera, sus misericordias y su fidelidad nos demuestran que a pesar de las ingratitudes y deslealtades, Él permanece fiel. “Pero el Señor es fiel, y él los fortalecerá y los protegerá del maligno” (2 Ts 3.3).
Él es digno de confianza, pero la contrariedad en nuestro corazón está en que dudamos de esa fidelidad y derrumbamos los muros de nuestra fe. “Si somos infieles, él sigue siendo fiel, ya que no puede negarse a sí mismo” (2 Ti 2:13).Dios ha resistido con paciencia a través de los siglos las recaídas de la fe de sus hijos y ha exaltado a aquellos que han sido fieles confiando en su fidelidad. No me imagino a Noé construyendo un arca durante decenas de años si no hubiera estado confiado en la fidelidad de Dios.
Recuerdo ahora mismo la parábola del hijo pródigo, la fidelidad del padre amoroso y sus brazos abiertos al perdón de la miseria humana. El hijo confesó su pecado, se humilló sinceramente y el padre le pudo vestiduras nuevas de perdón restaurando un pasado de soberbia, orgullo y rebelión. “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad” (1 Jn 1:9).
El evangelio es esperanza, primero para los que no conocen a Cristo, pero también lo es para el cristiano. Cuando Cristo nos llama a permanecer firmes y vivir la fe, nos está llamando a que descansemos en su fidelidad, sin temor, con valentía, aun cuando nuestra fe no siempre satisfaga sus expectativas. Él nos conoce, sabe de nuestras cojeras espirituales, pero se goza en recordarnos su pacto de gracia. “Pero entonces, si a algunos les faltó la fe, ¿acaso su falta de fe anula la fidelidad de Dios?  Manténganse alerta; permanezcan firmes en la fe; sean valientes y fuertes”. Ro 3.3 (NVI).
No hay mayor prueba de la fidelidad de Dios que el habernos revelado a su hijo Jesucristo, imagen fiel del Padre, razón y fundamento para proponernos crecer cada día en la fidelidad hacia Él.

Dios usa tu fe, no tu perfección (Pastor Roberto Miranda)

Dios se vale de la fe de gente imperfecta para llevar a cabo sus milagros. No tenemos que ser gigantes espirituales para ver la gloria de Dios en nuestra vida. No estoy diciendo que la excelencia espiritual no sea importante. Lejos esté de mí sugerir que tenemos que conformarnos con la mediocridad espiritual y excusar nuestros defectos persistentes con el reclamo barato de que “Dios conoce mis debilidades, y es misericordioso”. Es importante siempre ir hacia lo mejor. Tenemos que esforzarnos cada día por ser más agradables al Señor, y someternos a un continuo proceso de santificación. Es importante buscar crecer cada día más y más. Pero a veces caemos en la trampa de creer: “Tengo que ser un gran hombre o mujer, un misionero destacado, un genio espiritual, para que Dios se mueva poderosamente en mi vida”.
A Dios le encanta moverse a través de gente común y corriente, gente con pies de barro, gente que está  todavía peleando sus batallas y que está en proceso de mejoramiento. Quién de nosotros puede decir, “Yo estoy ya perfeccionado”. Si lo decimos, ya estamos cometiendo el primer pecado: ¡Estamos mintiendo! Espiritualmente hablando, todos estamos a medio cocer; pero Dios, en su misericordia, usa nuestra fe para romper barreras.
Recuerda: No tienes que ser un gigante espiritual. Podrás ser una persona con luchas y ataduras emocionales, con inconsistencias, y estar muy en proceso, pero Dios puede usar tu fe para romper las barreras. La bendición de Dios es para todo aquel que cree (Ro 1:16), no necesariamente para todo aquel que es perfecto. ¡Siempre recuerda esto!
Moisés, Abraham, Jacob, Sansón, Gedeón, David — esos grandes líderes espirituales que registra la Escritura— también era gente con pies de barro. Cometieron sus errores, violaron la ley de Dios en diversas situaciones; pero era gente que amaba al Señor. Amaban la palabra de Dios, creían en El, reconocían sus errores. Y eso hizo que vivieran a un nivel más alto de lo que normalmente hubiera permitido su imperfección. Permitió que a pesar de sus defectos la gracia y el poder de Dios corrieran abundantemente a través de sus vidas. Así que, recuerda: Dios usa tu fe, no tu perfección, para moverse en tu realidad.